LIBERACIÓN DE UN ALMA EN TRANSICIÓN

“La eterna es la vida del espíritu, la del cuerpo es transitoria y pasajera. Cuando el cuerpo muere, el alma vuelve a la vida eterna.”
--Allan Kardec
Existe la posibilidad de ponerse en contacto con personas que han fallecido, sin importar el tiempo que haya pasado. Lo importante es la intensión de por qué uno desea establecer este contacto. Es válido siempre que sea para el bien Mayor de una o de ambas partes. De manera que se ofrece este espacio como posibilidad para apaciguar inquietudes de los que aún quedamos aquí respecto a los que ya fallecieron.
¿Qué tipo de inquietudes? Existen dos escenarios a diferenciar:
1. El primero tiene que ver principalmente con el consultante.
Si el consultante tiene un asunto pendiente con el fallecido, esta sería una buena posibilidad para sanar. En este caso, buscamos ponernos en contacto con el fallecido y preguntamos si él/ella desea decir algo. Si esa persona estuviera en paz, significa que el conflicto no resuelto vive únicamente en el consultante y el saber esto, de por sí, debería ser ya sanador. De no serlo, existen diversas maneras para poder trabajar sobre dicha herida y eso puede ser explorado en una terapia individual. En el caso de que el asunto esté pendiente entre los dos, el fallecido se hace presente y es posible escuchar o sentir sus respuestas. Resolver este asunto probablemente también ayude al fallecido en su proceso de trascendencia.
2. El segundo escenario tiene que ver directamente con el fallecido.
En este caso son los familiares los que sienten intuitivamente que el fallecido no está tranquilo y que necesita comunicar algo, o bien, que necesita ayuda para trascender. Esto puede manifestarse de distintas formas, por ejemplo, no estar tranquilo en casa, sentir ruidos o movimiento de cosas, tensión o un frío diferente, escuchar susurros, sentir caricias, sentir una presencia que contempla o acompaña o cualquier otra situación “inusual” que no sucedía antes de que la persona falleciera. O bien, puede que no haya ninguna ocurrencia en el plano físico, pero hay un aspecto intuitivo del consultante que siente que el fallecido necesita algo. Si efectivamente tuviera algo que comunicar, se le brinda el espacio para hacerlo y se puede realizar un proceso terapéutico con él si fuera necesario.
En cualquiera de los dos casos, ponte en contacto conmigo.
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