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El ser humano es el único animal que se auto calma

  • Foto del escritor: nozomivillarreal
    nozomivillarreal
  • 1 feb
  • 3 Min. de lectura

La diferencia entre dolor y sufrimiento

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Tenemos la tendencia incorrecta a querer evitar el dolor a toda costa. Hay mucho miedo frente a sentir dolor y mucha fantasía que hace que ese miedo perdure y sea más grande. No conocemos la naturaleza del dolor y no comprendemos la diferencia entre dolor y sufrimiento, y este es un punto absolutamente importante para entender por qué el ser humano es el único animal que busca auto calmarse.

 

Cuando un animal siente dolor, sea porque ha sufrido una herida o por enfermedad, vive ese dolor, escucha al cuerpo, responde a él y espera. Realiza las acciones correspondientes para tratar de reestablecer el equilibrio, pero su objetivo en ello no es reducir la intensidad del dolor, sino, buscar el restablecimiento de las capacidades. El animal no juzga ni evalúa la situación dolorosa, no se cuestiona si el dolor es tolerable. Solo lo vive y permite que el cuerpo haga lo que tiene que hacer para autoregularse.

 

El ser humano es el único animal que se plantea parámetros de “cuánto es el dolor que puedo soportar” y que juzga las situaciones dolorosas como “tolerables” o “intolerables”. Los animales solo cumplen la parte que les toca para ayudar a la auto regulación del cuerpo, sea descansando, acomodando el cuerpo, estirando o contrayendo lo que se necesite, lamiendo las heridas o manteniéndose inmóvil para que algo sane por sí mismo. No piensan en “cual es la opción correcta para sanar”, naturalmente saben, porque escuchan las indicaciones precisas de su cuerpo. Al no calmar el dolor, la intensidad del dolor les dice qué es lo que deben hacer: si quedarse quietos o moverse, si comer o ayunar. No preguntan a nadie fuera si el dolor que sienten es normal y no se comparan con otros animales que sufren. Solo viven lo que les corresponde vivir en ese instante. Si el cuerpo no logra regularse por sí mismo, la vida del animal acaba, y no hay un sufrimiento en ello.

 

La diferencia entre dolor y sufrimiento tiene que ver con todo lo descrito anteriormente. Dolor es aquello que habita en el cuerpo, que se siente en algún lugar específico y que, cuando se siente realmente, anula la capacidad para pensar, solo se puede ser ese dolor, sea físico o emocional. El sufrimiento se genera cuando la mente interviene, y su intervención está directamente dirigida a reducir la intensidad del dolor.

 

La evaluación de si esto es tolerable o no surge en la mente, por parámetros aprendidos socialmente, y busca hacer las “correcciones” necesarias para dejar de sentir lo que se está sintiendo. No es una auto regulación natural que busca un equilibrio, es una intervención para disminuir algo que, en realidad, necesita ser sentido. En ese intento de tratar de desviar la mirada, la sensación, de lo físico, para dejar de sentir, necesariamente hay que comenzar a pensar. De manera que, o se piensa en algo totalmente diferente, ignorando por completo la causa del dolor, como si no existiera, o se piensa sobre el dolor, lamentándose por ello o automotivándose para poder sobrellevarlo. Esto es lo que llamamos sufrimiento.

 

El dolor tiene un inicio y un fin. El sufrimiento puede ser sostenido en el tiempo, ya que, al estar conformado por pensamientos, se alimenta de ellos. Seguir pensando o teniendo pensamientos para evitar pensar en ello, acrecienta el sufrimiento.

 

Pero ¿cuál es la importancia de todo esto? ¿Cómo influye en nuestro vivir y nuestra percepción de la vida? El evitar el dolor, sobre todo el dolor emocional, hace que no queramos entrar en un trabajo de confrontación y transformación de nuestras heridas. Hacernos cargo de nuestras heridas es lo que nos hace crecer, evolucionar. Es lo que hace que la consciencia aumente y se amplíe la comprensión que tenemos sobre nosotros mismos.

 

Sin embargo, por miedo al dolor, podemos vivir toda una vida evitando confrontar las heridas y, por tanto, evitando que nuestra consciencia crezca. Nos lleva a rigidizarnos en lo que creemos que somos, en la personalidad que hemos construido, que además se ha construido justamente alrededor de los esfuerzos que hemos hecho de pequeños para evitar ese dolor. Vivir sin cuestionar la personalidad es entregarse “libremente” a vivir en una cárcel, una cárcel que no se ve, pero se siente dentro, es la cárcel de nosotros mismos. Una cárcel que carga heridas llenas de pus que supuran por dentro, que generan malestar, pero que tratamos de sobre llevar para poder continuar con la vida. Una vida que, al no acrecentar la consciencia, carece de Significado profundo.

 

Así que, la pregunta sería, ¿qué tipo de vida deseas vivir?

 
 
 

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